Es lo que se repite Marta frente al espejo por las mañanas. Lleva un año complicado, después de tanto tiempo trabajando en una empresa, se ha visto sumergida en un ERE, la espalda le está dando muchos problemas y las cosas con su pareja no van del todo bien.
Marta sabe que su situación laboral es mala, no puede apuntarse al paro porque aun no está despedida por lo tanto no cobra ninguna indemnización, ni siquiera una prestación. Ha calculado que su situación tardará en resolverse, al menos, unos 4 meses. Marta ha decidido centrarse esos meses en buscar un nuevo empleo, aprovechará para actualizar su formación y se mantendrá firme en sus demandas a la empresa y amable con las personas que, al fin y al cabo, no son responsables de su situación. De esta manera, se centra en las dos únicas cosas que están bajo su control: su atención y su conducta.
Su pareja le recrimina que podía haber denunciado a la empresa con anterioridad cuando le retrasaron el primer sueldo, le echa en cara que sea compasiva con su jefe, incluso parece molesto al ver que Marta mantiene su buen humor. Marta se siente decepcionada por la reacción de él, está enfadada por su falta de comprensión y apoyo. Marta confía en sí misma y sabe que la reacción de él es solo una manera de demostrar su impotencia. Ha programado tener una conversación con él para explicarle como se siente ante su conducta y cómo le gustaría que la apoyara.
La espalda le duele, por eso ha acudido al médico y a una de sus mejores amigas. Al médico para que le recete algún calmante. A su amiga para tener una de esas conversaciones en las que las dos acaban llorando de la risa y que le sientan tan bien.
Y sobre todo, Marta cada mañana se mira al espejo y se repite ese: ¡Te quiero, eres genial! Y pone una sonrisa de oreja a oreja. Hace poco leyó en un artículo que si sonríes, tu cerebro entiende que todo va bien, eso hace que se relaje y la sensación de bienestar aumenta realmente.
La gente con inteligencia emocional no son personas que tienen la vida fácil, son personas que, como Marta, se conocen, se aceptan, se cuidan, confían en sí mismas, escogen el optimismo, piden lo que necesitan y eligen cómo reaccionar ante las cosas qué les ocurren.
¡Un brindis por ellas!
Y tu ¿qué te dices frente al espejo?
BEA! Esta entrada me ha encantado. La sencillez, la claridad, la asertividad,…que gusto leer algo así tan fácil y tan sencillo,…que podría hacerse vuelto complicado.
Gracias Por recordar que las cosas pueden ser diferentes! Y que hay una parte importante que elegimos.
Gracias por tu comentario Rosa, a veces me doy cuenta de que hablar de inteligencia emocional resulta abstracto y nos ayuda buscar ejemplos a nuestro alrededor. Al final la inteligencia es eso….saber elegir!